Nuestro
campamento tiene nombre y apellidos. De nombre: “Construyendo
Alternativas” y un apellido para cada día. Nuestro objetivo: reflexionar
en torno a la búsqueda de alternativas relacionadas con el respeto al
medio ambiente, la construcción de la comunidad (valores de solidaridad,
respeto, desarrollo comunitario) ocio responsable y alternativo así
como nuestra forma de relacionarnos. Nuestra aventura duró desde 16 al
20 de julio de 2014.
Un grupo de 28 jóvenes y 5 educadores formamos un
contingente ilusionado y preparado para pasar 5 días que no podremos
olvidar. El Albergue de Santoña nos sirvió de “campamento base”.
El Monte Buciero, la
Bahía de Santoña, Castro Urdiales, Península de la Magdalena en
Santander son solo algunos de los escenarios en los que este grupo de
jóvenes han podido disfrutar y conocer en el transcurso de un campamento
lleno de actividades y vivencias destinadas a ofrecer un espacio para
la creación, la reflexión, el descubrimiento y la diversión.
Para Educándonos, un
campamento es una experiencia educativa organizada y dirigida hacia los y
las jóvenes para ayudar al perfeccionamiento integral de los
componentes de esa comunidad, en un clima caracterizado por la alegría y
el espíritu de cooperación, dejando un poco la comodidad y el confort a
un lado, aunque sin escatimar las necesarias garantías para la
seguridad, la salud física y el sentido comunitario.
Otra de las
características que determinan la eficacia del aprendizaje en la
vivencia de un campamento estriba en el hecho singular de que se
aprovechan todos los agentes educativos existentes, así como todos los
recursos didácticos que puedan favorecer una mayor eficacia en la
adquisición de los objetivos que se marcan; son agentes educativos,
desde los educadores hasta el especialista de alguna actividad, pasando
por personal de servicio o no vinculado directamente al seguimiento de
los chicos y chicas: personal de cocina, administrativos, personas
invitadas, encargados del mantenimiento de la instalación y los propios
residentes en el albergue que, en la transmisión de algún tipo de
conocimiento o habilidad, realizan una labor educativa muy importante.
Desde Educándonos no
defendemos solamente el concepto de que una cosa lúdica entraña una
educación, que ya es bien sabido, defendemos que el proceso educativo ha
de ser rabiosamente divertido. Los campamentos educativos pretenden
justamente esta alianza (perturbada y pervertida en un momento de la
vida), entre lo lúdico, la diversión, el juego y el proceso educativo.
Cuando un joven aprende
en un campamento, por ejemplo, a hablar en público, ante sus iguales, a
dar gracias, a sostener un discurso, sea cual sea este, por ejemplo en
una velada, seguramente ha significado un aprendizaje de la misma
importancia que cuando aprende a despejar una incógnita en una ecuación.
Ha aprendido a transmitir un concepto, una emoción, o un cúmulo de
sensaciones, pero lo ha hecho con un método que implica la aparición de
un interés que emana del juego, de la diversión, de la puesta en común.
Su implicación en ese
aprendizaje es mucho mayor que la que sostiene en una labor pasiva
intelectualizada o racionalizada, en la que nada le atañe, ni en su
participación, ni en su concepción, ni en su creación.
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